jueves, 7 de julio de 2011

El correteo y nuestra calidad de vida


Una de mis preocupaciones es el asunto del CORRETEO.
Ésta es una práctica muy común entre operarios de transporte público, en la cual hacen cual carreras de autos, una competencia por ver quién llega primero a un paradero para recoger la mayor cantidad de pasajeros.

 

Siguiendo con la lógica de La Guerra del Centavo (Bielich, 2009), tenemos que el 'leit motiv' de los choferes y cobradores está en obtener pasajeros, que son un equivalente en dinero para mantener su trabajo. Ahora bien, la forma en la cual llevan a cabjo el ejercicio de dicho trabajo, no se regula. Hay dateo, sí; pero no hay nadie que esté evaluando la labor de quienes nos transportan y llevan nuestras vidas en sus micros, buses o combis.
Esto nos lleva a otro tema también, son ellos quienes transportan nuestras vidas, y por ende, sería necesario (y urgente) que se concientice a los choferes la responsabilidad que significa este trabajo.

 

En mi experiencia, manejar es algo de sumo cuidado, con un descuido al volante podemos perder nuestra vida. Cuando das tu examen de manejo, por ejemplo, ves al otro lado que también hay postulantes para los exámenes de manejo de tipo AII, AIII y no se ve nada fácil. Además, en el circuito y en la preparación para los exámenes de manejo se intenta dar énfasis al tipo de manejo DEFENSIVO. Pero parece que no resultara.

 

¿Qué pasa entonces?
Cuando dos choferes empiezan a 'corretear' dicha forma de manejo no es nada defensiva, todo lo contrario, se convierte en un tipo de manejo totalmente agresivo. ¿Hay infracción? Pues no que yo sepa. Hay infracción cuando se pasan la luz roja, cuando exceden la velocidad, pero no es algo que veamos comunmente, incluso. ¿El correteo es una forma de trangresión a la norma de tránsito? Pues debería serlo.

 

En el estudio de Bielich también cabe resaltar el estudio a la organización laboral de estas empresas de transporte público. Las condiciones laborales de quienes operan el transporte público son las más precarias. Eso, por un lado. Y por otro lado, la aceptación de la sociedad frente al trabajo de los choferes y cobradores es pésima.

Necesitamos recordar que es un servicio, con lo cual exiges mayor responsabilidad al trabajo que ejercen, a su vez que ellos concientizan dicha responsabilidad. Así mismo, darles las condiciones de un trabajo digno debe ser una tarea pendiente que las autoridades asuman como compromiso, exigiendo ciertos estándares a las empresas privadas, no sólo en términos materiales sino también en el respeto de derechos laborales y la calidad de vida que merecemos los pasajeros. Como dijo Claudia en una entrevista hace unas semanas en Domingo del diario La República, éste es un problema político.

 

Hay mucho por decir sobre el tema, para lo cual tengo pendiente hacer un estudio de campo más detallado de un par de empresas que circulan por mi casa y seguir escribiendo.

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Bielich, C. (2009). “Transporte público limeño y la guerra del centavo” en: Revista Argumentos, Año 3 Nº 2, pp. 26 – 33

domingo, 3 de julio de 2011

familias homoparentales (Barcelona, 2008)

Es cierto que la legalidad ha ido por delante que la sociedad en estos casos, pero me parece una forma válida de permitir la visibilidad de muchas familias homoparentales. Quien sabe, de repente poco a poco se alcance la "normalidad social" como dijo una de las entrevistadas.

Homo Baby Boom (subtitulado en español) from FLG Associació Famílies LGTB on Vimeo.

sábado, 2 de julio de 2011

La urgencia del dinero

Línea 35 (Chorrillos - Carabayllo)
11 de la noche de un sábado cualquiera, o del dichoso sábado del Día del Amigo...

A veces es complicado ponerse en los zapatos del otro, y más aún cuando infringe una norma o cuando sabemos que sus actos traen consecuencias no muy gratas e irresponsables.

Este es el caso de una cúster que se dirigía de la Av. Javier Prado hacia la Av. Universitaria. Yo no había esperado demasiado tiempo en la esquina, pero cuando subí a la cúster el cobrador empezaba a darle información al chofer. En Petit Thouars, una cuadra después de mi subida, el datero le había dado los minutos de diferencia con el carro que estaba delante.

El cobrador le dijo que tenían 15 minutos de diferencia con el anterior cúster de la misma empresa. Y luego añadía: "Tenemos 5 libres para Comas". Es decir, que no habían otros carros que vayan a Comas (incluyendo otras empresas) por un lapso de 5 minutos.

Unas cuadras antes de llegar al cruce de Javier Prado con Las Flores, el chofer y el cobrador se habían dado cuenta que había un micro de la misma empresa atrás, ¡con las luces apagadas! Dicho carro estaba haciéndose pasar caleta para poder adelantarse al carro en el que yo iba y así poder ganar los pasajeros.

El cobrador había sido el primero en darse cuenta por eso le había dicho al chofer: "Vamos parejo". Luego el chofer, que se mostraba ciertamente tranquilo (no aceleraba tanto) se dio cuenta de esa cúster oculta y empezó a ponerse tenso.
En el paradero previo al cruce de Javier Prado con Pershing una señora había dicho: Baja en el paradero. El cobrador le había dicho "la dejamos en el cruce" con una mirada de pedir "por favor". La señora no estaba muy de acuerdo. Al final la dejaron en el cruce, a pesar que la señora había dicho un par de veces "baja en el paradero, baja en el paradero".

En el cruce de Sucre pasó lo mismo, eran como unos 7 pasajeros que querían bajar en el paradero de La Marina cruce con Sucre, pero el chofer que estaba más tenso que antes, estaba más preocupado por adelantarse a la cúster que ya estaba delante de ellos, y dejó a los pasajeros cruzando Sucre. Todos gritaban "¡Baja, baja!" pero nada. Era más importante ganarle a la otra cúster que respetar los paraderos y el servicio brindado a los pasajeros. En este caso, el slogan de Interbank no se adapta a lo que sucede aquí, para todo transportista el dinero es más importante que cualquier otra cosa.

Tanto el chofer como el cobrador sabían que debían llegar a Plaza San Miguel, donde habían muchos pasajeros esperando el carro que los llevaría a sus casas. Y hacían lo que podían por hacerlo, al final, a mí no me dejaron en el paradero de Cueva. También me dejaron cruzando.