sábado, 2 de julio de 2011

La urgencia del dinero

Línea 35 (Chorrillos - Carabayllo)
11 de la noche de un sábado cualquiera, o del dichoso sábado del Día del Amigo...

A veces es complicado ponerse en los zapatos del otro, y más aún cuando infringe una norma o cuando sabemos que sus actos traen consecuencias no muy gratas e irresponsables.

Este es el caso de una cúster que se dirigía de la Av. Javier Prado hacia la Av. Universitaria. Yo no había esperado demasiado tiempo en la esquina, pero cuando subí a la cúster el cobrador empezaba a darle información al chofer. En Petit Thouars, una cuadra después de mi subida, el datero le había dado los minutos de diferencia con el carro que estaba delante.

El cobrador le dijo que tenían 15 minutos de diferencia con el anterior cúster de la misma empresa. Y luego añadía: "Tenemos 5 libres para Comas". Es decir, que no habían otros carros que vayan a Comas (incluyendo otras empresas) por un lapso de 5 minutos.

Unas cuadras antes de llegar al cruce de Javier Prado con Las Flores, el chofer y el cobrador se habían dado cuenta que había un micro de la misma empresa atrás, ¡con las luces apagadas! Dicho carro estaba haciéndose pasar caleta para poder adelantarse al carro en el que yo iba y así poder ganar los pasajeros.

El cobrador había sido el primero en darse cuenta por eso le había dicho al chofer: "Vamos parejo". Luego el chofer, que se mostraba ciertamente tranquilo (no aceleraba tanto) se dio cuenta de esa cúster oculta y empezó a ponerse tenso.
En el paradero previo al cruce de Javier Prado con Pershing una señora había dicho: Baja en el paradero. El cobrador le había dicho "la dejamos en el cruce" con una mirada de pedir "por favor". La señora no estaba muy de acuerdo. Al final la dejaron en el cruce, a pesar que la señora había dicho un par de veces "baja en el paradero, baja en el paradero".

En el cruce de Sucre pasó lo mismo, eran como unos 7 pasajeros que querían bajar en el paradero de La Marina cruce con Sucre, pero el chofer que estaba más tenso que antes, estaba más preocupado por adelantarse a la cúster que ya estaba delante de ellos, y dejó a los pasajeros cruzando Sucre. Todos gritaban "¡Baja, baja!" pero nada. Era más importante ganarle a la otra cúster que respetar los paraderos y el servicio brindado a los pasajeros. En este caso, el slogan de Interbank no se adapta a lo que sucede aquí, para todo transportista el dinero es más importante que cualquier otra cosa.

Tanto el chofer como el cobrador sabían que debían llegar a Plaza San Miguel, donde habían muchos pasajeros esperando el carro que los llevaría a sus casas. Y hacían lo que podían por hacerlo, al final, a mí no me dejaron en el paradero de Cueva. También me dejaron cruzando.

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